sábado, 30 de abril de 2011

Dios egipcio "Set"

Dios que personifico la tierra desértica, la sequía.Simboliza las fuerzas destructoras, su voz era el trueno.Como no fue totalmente vencido, amenazaba periódicamente el orden cósmico.Era el asesino de Osiris. Representado como un extraño galgo con orejas largas cortadas, un hocico hacia arriba y un rabo bífido largo.Hijo de Guet y Nut.

dios egipcio "Re"(Ra)

Dios solar de Egipto.Re es uno de los nombres del sol.Cuando desaparece hacia el oeste es Atum, el anciano encorvado esperando en el mas allá por los muertos que se calientan con sus rayos.Por la mañana vuelve a la vida por el este en forma de escarabajo era Jepri.Durante el día iluminaba la tierra en forma de halcón.(Re)

lunes, 11 de abril de 2011

el arte de mesopotamia


Mesopotamia significa en griego "entre ríos". La región así denominada abarcaba inicialmente los territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Eufrates. En la actualidad comprende a Iraq y el este de Siria. La abundancia de agua creó una gran riqueza natural, hasta el punto de que, según la Biblia, estuvo allí localizado el Paraíso. El neolítico pronto alcanzó un gran desarrollo en Mesopotamia, con asentamientos urbanos importantes, como Eridu o Uruk (desde el año 3.750 a.c.). En esta ciudad comenzó, muy probablemente, un sistema complejo de escritura. La historia de Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios (3.000 a.c. - 2.350 a.c.). Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los acadios (Akkad), que imponen su poder hasta 1.800 a.c. Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios (Assur), al norte, y los babilonios (Babilonia), al sur. Cada uno evoluciona de forma diferente, pero ambos acabarán dominados por pueblos guerreros llegados del este, los persas (Persia), medos y aqueménidas.

viernes, 8 de abril de 2011

El dios Nabu

Nabu es el dios babilónico de la sabiduría y la escritura, adorado por los babilonios como el hijo de Marduk y de su consorte, Zarpanitum, y como el nieto de Enki. La consorte de Nabu fue Tasmetu.



Originalmente, Nabu fue una deidad semítica occidental, introducida por los amorreos en Mesopotamia, probablemente al mismo tiempo que Marduk. Mientras que Marduk se convirtió en la divinidad principal de Babilonia, Nabu residía en la cercana Borsippa, en su templo de E-zida. Fue llamado primero "escriba y ministro de Marduk", y luego asimilado como el hijo bienamado de Marduk. Durante el Festival de Año Nuevo de Babilonia, la estatua de culto de Nabu era transportada de Borsippa a Babilonia junto con la de su padre Marduk.



A Nabu se le asigna el puesto de patrón de los escribas, tomado de la diosa Nisaba de la mitología caldea. Sus símbolos son la tablilla con los útiles de escritura. Lleva un gorro con cuernos y está en pie con las manos juntas, en el gesto sacerdotal antiguo. Cabalga sobre un dragón alado (mušhuššu) que inicialmente fue de Marduk.



Su poder sobre la existencia humana es inmenso, porque Nabu es quien escribe el destino de cada persona, tal y como los dioses han decidido, en las tablillas de los registros sagrados. Por tanto, tiene el poder de aumentar o disminuir según su voluntad la duración de la vida de las personas.



La etimología del nombre se discute. Podría derivarse de nb´ que se refiere a "llamar o anunciar", significando algo como "El que fue llamado", o podría proceder de ne/abu, cuyo significado es de "brillante o reluciente". Por otro lado, en eslavo del sur podría proceder de 'Nebo', con el significado de "un cielo" o también "un paraíso", (comparado con el término polaco niebo). También podría proceder de una raíz desconocida de sirio antiguo.



Nabu es mencionado en la Biblia con el nombre de Nebo en Isaías 46:1 y Jeremías 48:1.



En el Museo británico se encuentra una estatua de Nabu que fue originalmente erigida en la ciudad de Nimrud (Calah en fuentes bíblicas) durante el reinado de Tiglat-Pilesar III.



En la astrología tardía de Babilonia, Nabu estaba conectado con el planeta Mercurio. Como dios de la sabiduría y la escritura, fue equiparado por los griegos tanto a Apolo como a Hermes, siendo el último identificado por los romanos con su propio dios Mercurio.

La diosa Ishtar



Representación de Ishtar/Inanna en el Museo Británico.



Reconstrucción de la Puerta de Ishtar, la cuarta puerta a la ciudad interior de Babilonia.

En la mitología mesopotámica, diosa babilónica del amor y la guerra, de la vida, de la fertilidad, y patrona de otros temas menores. Ishtar era principalmente asociada con la sexualidad: su culto implicaba la prostitución sagrada; la ciudad sagrada Uruk se llamaba la "ciudad de las cortesanas sagradas", y ella misma fue la "cortesana de los dioses". Ishtar tenía muchos amantes;. Sin embargo, como señala Guirand:


"¡Ay de aquel a quien había honrado Ishtar, la diosa caprichosa trataba cruelmente a sus amantes de paso, y los infelices desgraciados suelen pagar un alto precio por los favores amontonados en ellos. Los animales, esclavizados por el amor, perdían su vigor nativo: cayeron en las trampas colocadas por los hombres o fueron domesticados por ellos. 'Tú has amado el león, poderosos en fortaleza", dice el héroe Gilgamesh a Ishtar, y has cavado pozos para él siete y siete! Has amado el caballo, orgulloso en la batalla, y le has destinado el cabestro, el aguijón y el látigo."


Incluso para los dioses el amor de Ishtar fue fatal. En su juventud la diosa había amado a Tamuz, dios de la cosecha, y si hemos de creer a Gilgamesh este amor causó la muerte de Tamuz.



Se conocía también con el nombre de Inanna en Sumeria, Anahit en la antigua Armenia (Urartu), Astarté (Asera) en Canaán, Fenicia y en las religiones abrahámicas. Ishtar o Inanna representa el arquetipo de la Diosa madre.


En Sumeria era conocida como Inanna y posteriormente en Babilonia, y en su zona de influencia cultural en todo el Oriente Medio recibe los títulos honoríficos de Reina del Cielo y Señora de la Tierra.


Para Joshep Campbell Ishtar/Inanna, que amamanta al dios Tammuz, es la misma diosa que Afrodita y que la diosa egipcia Isis, que alimenta a Horus.









Estrella de ocho puntas, símbolo de Inanna/Ishtar



Estrella de ocho puntas en el Museo del Louvre.

Hija de Sin, dios de la Luna, y Nannar, la Luna. Hermana menor de Ereshkigal y hermana gemela de Shamash, en sumerio Utu, dios del Sol. Compañera de Tamuz, en sumerio Dumuzi.


Su número asociado en el panteón de la mitología mesopotámica es el 15.


Como primer arquetipo psicológico de la dinámica femenina en la historia, y en contraposición a su hermana Ereshkigal o a Ki, la diosa de la tierra, Ishtar no se puede considerar dentro del grupo de las diosas madre puesto que su relación con los humanos es más como inspiración para la acción vital que como refugio. Con este carácter, Isthar aparece dentro de la épica del Gilgamesh.


Se asocia al planeta Venus, estrella de la mañana y del anochecer. Su símbolo es una estrella de ocho puntas. En su honor, los astrónomos han llamado Ishtar Terra a un continente de Venus. Su animal asociado es el león.




Representación de Ishtar/Inanna en una vasija en el Museo del Louvre.

Ishtar era hija de Sin (dios lunar) o de Anu. En carácter de hija de aquél, era la dama bélica; como descendiente de éste, el exponente del amor, la licenciosidad y la intemperancia y la violencia caprichosa hasta el extremo.


Bajo el aspecto guerrero se le rendía culto en Agade y en Sippar, con el nombre de Anunit. También tiene un carácter astral, ya que personifica a varios astros: a Venus, al Sol, la Luna, y a las estrellas reunidas en constelaciones. De ahí deriva la palabra estelar: todo el firmamento lleno de estrellas, proveniente de su nombre.


Ishtar estaba asociada al planeta Venus como estrella de la mañana, y en las fronteras de Babilonia se la representa mediante una estrella de ocho puntas. También se la representa de pie, completamente desnuda, con las manos encima del vientre, o sosteniéndose los senos, o blandiendo un arco sobre un carro tirado por siete leones.


En su aspecto de divinidad amorosa Isthar es la protectora de las prostitutas y de los amoríos extramaritales, que por cierto no tenían connotación especial en Babilonia, ya que el matrimonio era un contrato solemne que perpetuaba la familia como sostén del estado y como generadora de riquezas, pero en el que no se hablaba de amor o de fidelidad amorosa.


Ishtar no es una diosa del matrimonio, ni es una diosa madre. El matrimonio sagrado o la sacra hierogamia que se representaba todos los años en el templo babilónico no tiene un implicación moral ni es modelo de matrimonios terrestres, es un rito de fertilidad altamente estilizado con tonos litúrgicos.


En Sumeria, Inanna es una diosa importante, pero a partir del rey Sargon.


Ishtar, señora del firmamento, poderosa diosa del amor y de la guerra. Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir Tammuz, Ishtar descendió a los infiernos para arrancarle a su hermana, la terrible Ereshkigal, el poder sobre la vida y la muerte.


Después de darle instrucciones a su sirviente Papsukal, de ir a rescatarla si no regresaba, Ishtar descendió a la tierra, de las tinieblas Irkalla. Comenzó valiente y desafiante, gritando al portero que abriera la puerta antes de que la echase abajo. Pero en cada una de las siete puertas se le iba despojando de una de sus prendas, y con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo.


Con su muerte, todo el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papsukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. Así es como Ishtar volvió a la vida, pero tenía que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo.


Esta leyenda es también otra versión para el origen de la llamada "Danza de los siete velos", la cual cuenta que el amor de Ishtar por Tammuz era tan grande que decidió también ir al reino de Ereshkigal. Con pasión y determinación, cruzó los siete vestíbulos del submundo, y en cada uno de ellos era despojada de una de sus pertenencias: un velo o una joya. En esta historia el velo representa lo oculto, las cosas que nosotros ocultamos de los otros y de nosotros mismos. Al dejar el velo, Isthar revela sus verdades, y entonces consigue reunirse con su amor.

El dios Mummu

Mummu, visir de Apsu y de Tiamat, deidad de la mitología mesopotámica, generalmente asociado a la niebla.







La palabra Mummu ha suscitado muchas controversias y ha sido sujeto de discusión, dando lugar a muchas interpretaciones. El texto del poema épico Enuma Elish, dice:





"Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado

no había sido llamada con un nombre abajo la tierra firme

nada más había que el Apsu primordial, su progenitor

(y) Mummu-Tiamat, la que parió a todos ellos

mezcladas sus aguas como un solo cuerpo

Según P. Jensen en Die kosmologie der babylonier, el término "mu-um-mu" podría interpretarse de dos maneras o bien como "madre", o bien como "caos" o "confusión", pero luego él mismo descartó estas posibilidades, y dijo que podría significar "patrón" o "molde". Quizás erróneamente durante algún tiempo, se haya asociado a Tiamat al caos.


Ahora, la versión acadia del mito sumerio, habla de tres divinidades existentes, ya que luego dice "Entonces Apsu, progenitor de los grandes dioses, gritó, dirigiéndose a Mummu, su visir: «Oh Mummu, mi visir, que alegras mi espíritu, ven junto a mí y vayamos a Tiamat»." Por eso nunca ha quedado claro si Mummu es hijo de Tiamat, de Tiamat y Apsu, o si existía como una entidad separada sin parentesco alguno, o si era una misma entidad que Tiamat (según dice Damascius). Lo que si dice claramente el Enuma Elish es que "sus aguas estaban mezcladas como un solo cuerpo".


Según el Enuma Elish, Apsu estaba molesto por el comportamiento de los dioses creados, este le comenta a Tiamat que desea destruirlos, Tiamat comparte la molestia de Apsu para con los dioses creados, pero se niega a destruirtlos. Apsu decide consultar a Mummu y este aconseja destruir a los dioses engendrados.Enki (uno de los dioses creados), se entera del plan de su abuelo y decide hacer un conjuro y derramar un sueño sobre él, para luego matarle. Mummu es capturado con un anillo en la nariz, para trabajar al servicio de Enki.

El primer rey de Mesopotamia

Aululim, el primero de todos los reyes antediluvianos, procedente de la aldea caldea de Eridu, gobernó un total de 28800 años. Generalmente se lo identifica como Adapa hijo de Enki, a quién habría dado parte de su propia genética.


En la lista real sumeria se le coloca a la cabeza de estos enigmáticos monarcas que, de haber existido, habría reinado entre los años 453600 al 388800 a.d.D (Antes del diluvio).


En su reinado, Aululim, promulgó un edicto en el que se declaraba elegido por Anu para guiar al pueblo. Al morir según parece, se convirtió en uno de los siete sabios o sacerdoteApkallu, o bien, habría sido uno de ellos.







Adapa era un mortal de un linaje divino, un hijo de Ea, dios de sabiduría y de la ciudad antigua de Eridu, que trajo las artes de la civilización a aquella ciudad de Dilmun.


El mito de Adapa, cuenta que él cortó o rompió las alas de Ninlil o Sud (Viento del sur). Anu a causa de estó enfureció y mandó llamarle. Enki le aconseja ir vestido de luto, para que cuando los guardianes de la casa de Anu (las puertas del cielo), Damuzi y Ningizzida le pregunten por su atuendo, Adapa dijera que era porque se extrañan a unos dioses en su tierra. Los guardianes le preguantarían ¿qué deidades se extrañaban? él tenía que contestar Dumuzi y Ningizzida. Enki, sabía que esto caería bien a los porteros de la casa de Anu, por lo tanto hablarían favorablemente de Adapa a Anu. Adapa hizo caso y así fue, pero Enki además le previno de no alimentarse con la comida que Anu le ofreciera. Anu impresionado con la sinceridad de Adapa le ofrece la comida de la inmortalidad, la cuál Adapa rechaza y pierde la oportunidad de ser inmortal.

jueves, 7 de abril de 2011

la diosa Ninsikil

Ninsikil o Ninsikila, en la antigua Mesopotamia era una diosa, patrona del paraíso mítico de Dilmun, que siempre fue percibido como ubicado fuera de Persia pero dentro de lo que era Sumeria, probablemente en una isla, cerca de lo que es hoy Baréin.


Según el texto de arcilla encontrado en Ur lll de la época paleo-babilonia, Ninsikil es la deidad que ruega, o quizás reprocha, a su padre Enki por no tener un suministro de agua fresca y potable en la mítica ciudad; él le bendice haciendo brotar las aguas subterráneas y enviándole navíos con cargas de oro y piedras preciosas. Esto está narrado en el Mito de Enki y Ninhursag:





Ninsikila, dijo a su padre Enki:

Ud ha dado una ciudad, Ud ha dado una ciudad

¿De que me sirve lo que Ud da?

Ud ha dado una ciudad, Dilmun, Ud ha dado una ciudad

¿De que me sirve lo que Ud da?

Usted me ha dado ....... Ud me ha dado una ciudad

¿De que me sirve lo que Ud da?

Una ciudad que no tiene muelle en el río

¿de que me sirve lo que da?

Una ciudad que no tiene ni campos, ni surcos

Enki: Cuando Utu (dios del sol), camine al cielo

Las aguas dulces brotarán de la tierra para Ud

De los navíos, de la cosa de Ezen(?)

Del alto y radiante templo de Nanna

De la boca de las aguas que corren en el subsuelo

Pueden las aguas brotar de él, hasta vuestros grandes estanques

Vuestra ciudad puede beber a pleno de ellos

Dilmun puede beber agua a pleno de ellos

persas y griegos

En el año 539 a .C, el rey de persa Ciro II conquistó Babilonia y convirtió Mesopotamia en una provincia más de su imperio.Posteriormente en el 331 a.C, los persas fueron sometidos, a su vez, por los griegos liderados por Alejandro Magno

El dios Anu

Anu era el nombre de una deidad en la mitología mesopotámica y mitología sumeria, descrito como el dios del cielo. Fue posteriormente asimilado por el dios Assur (asirio-babilónico), y el dios Marduk (kassita-babilónico).


Los sumerios lo llamaban An (para acadios y babilonios Anu). De hecho, An significa precisamente "cielo" en sumerio.

Su templo de Uruk se llamaba E-an-na (“casa del cielo”). “En el cielo está Anu sobre su trono, revestido de todos los atributos de la soberanía: el cetro, la diadema, el tocado, el báculo”. Las estrellas constituyen su ejército.Simbólicamente, el rey recibe su poder directamente de Anu. Por eso le invocan solo los soberanos y no el resto de los mortales.

Es el “Padre de los dioses” (abû ilâni), “padre de los cielos” (ab shamê), “rey del cielo” (il shamê).El equivalente semítico occidental de Anu sería el dios El Y también parece tener equivalencia al dios Dagón de los filisteos/fenicios.

Pero al igual que los demás dioses celestes, con el tiempo, Anu dejaría de desempeñar un papel capital.

Junto con Enki y Enlil formaba la llamada "Tríada Sumeria" de dioses principales. Se supone que en un principio (antes de 2500 a. C.) era el dios más importante del panteón sumerio, pero luego en tiempos acadios y babilonios, fue perdiendo relevancia y fue sustituido por Enlil o Enki en este papel, y luego por los distintos dioses regionales (Mrduk, Assur, etc). Pese a esto, siempre tuvo un papel preponderante en todos los panteones como demiurgo o dios original del Universo, aunque sus características concretas nunca estuvieron muy definidas.

La leyenda cuenta, que era hijo de Anshar y Kishar y él fue quien dio el "poder de los cuatro vientos" o el "poder de Anu" a Marduk para poder enfrentar a Tamat (véase Enuma Elish), luego de ser enviado por Anshar en una misión de paz, en la que fracasó. Su lugar de culto se centró en Uruk y sus seguidores eran principalmente los Annunaki o Anunna. Junto a Enlil, dan a varios dioses sus regiones terrenales de influencia.

Nota: Con el establecimiento de los nuevos imperios asirio y babilónico, los roles de los primitivos dioses son supeditados tanto al Assur asirio-babilónico, como al Marduk kassita-babilónico - aunque es muy posible que ambos sean el mismo dios – donde éstos aparecen como herederos-reinantes de los antiguos dioses mesopotámicos, quedando Anu/Dagan, ya asimilados entre ellos. - En las inscripciones reales de finales de II y principios del I milénio a.c. tanto en Asiria, como en Babilonia, aparecen como los electores de los reyes. Assurnasirpal II de Asiria (imperio neo-asirio), año 883-859 a.c., se declara el “Amado de Anum y Dagan” – como entes divinos primigenios creadores del Universo. Éstas teogonías continuarán en el tiempo en Oriente Próximo y Mesopotamia, con pequeños cambios, hasta la llegada del periodo helénico y seleúcida.

Inicialmente, según la leyenda, estaban mezcladas el agua del mar, el agua de los ríos y la niebla, en un solo cuerpo y cada una personificada por tres dioses: la madre Tiamat, el padre Apsu y el visir Mummu El agua del mar y el agua de los ríos engendraron a Lahmu y Lahamu, dioses que representaban el sedimento (suelo, lodo), y éstos a su vez engendraron a Ashar y Kishar (aunque no está del todo claro, si son hijos de Lahmu y Lahamu o de Apsu y Tiamat), los dos horizontes, límites de Todo el Cielo y de la Toda la Tierra, y éstos a su vez engendraron a An. En un principio la Tierra y el Cielo estaban unidos y fueron una montaña que emergió del Océano primitivo. El pico de la montaña, que tenía su base en la Tierra, tocó el Cielo. An, era el Cielo y Ki/Ninhursag la Tierra. Nammu, madre de Ki, era el Océano primigenio que rodeaba a la Tierra, el caos original. An y Ki engendraron un hijo, Enlil (En significa 'Señor', y lil 'del aire'), al nacer separó al Cielo y de la Tierra, y así se creó el día (el alba).

Según parece, junto a su consorte Ki (luego para los acadios Antu), eran los antepasados de la mayor parte de los Anunnaki, siendo Enlil el más conocido. Los textos relatan que junto a Nammu, dio vida a Enki (otro gran dios y patrón) y a Ningikuga y que junto a Uras, engendró a Nin`insinna. Como ya mencionamos, también aparecen como hijos suyos y de su consorte Ki (Antu): Elil, los Igigi, los Sebiti, Gulu, Gibil, Nusku y Martu.

Astronómicamente estaba asociado con el "Camino o Sendero de An", región de la bóveda celeste coincidente con el Ecuador. Posteriormente se definiría dicha región como el espacio entre los dos trópicos. Tenía asociado el número 60, cifra sagrada para los sumerios. Su ideograma en caracteres cuneiformes también servía para describir la palabra "dios", Dingir en sumerio, ilum en acadio. Se le representaba mediante una estrella o, más frecuentemente, a partir de la época de los casitas, mediante la corona de siete pares de cuernos propia de los grandes dioses.

En la mitología celta igualmente existe una diosa de nombre Anu. Se trata de la forma de doncella de la diosa Dana o Danu, siendo Danu la forma de madre y Badb la forma de anciana. Anu es diosa de la fertilidad, la abundancia y la prosperidad, uno de sus símbolos es la Luna Creciente. A veces, se la vincula o confunde con otras diosas, tales como Ainé.

el dios Nergal

Nergal (o Nirgal) es el laivo sumerio-babilonio del grasomundo y señor de los muertos, siendo considerado como el aspecto siniestro del dios del sol Utu. Gobierna el inframundo junto a su consorte, Ereshkigal. Aparece como hijo de Enlil y Ninlil, y según la leyenda, fue engendrado cuando Enlil fue confinado a pasar una temporada en el inframundo por violar a Ninlil. Cuando Ninlil va a preguntar por Enlil (a la ciudad del inframundo), este se hace pasar por el portero, le lleva a una habitación le hace el amor y engendran a Nergal Meslamstea.

Un día los dioses querían celebrar un banquete, pero para que se mantuviera el orden cósmico, los celestes (dioses del cielo), no podían bajar al Inframundo, ni los ctónicos podían subir al cielo. Se decidió enviar a un mensajero para invitar a Ereshkigal, que no asistiría pero si enviaría un representante, que tomaría la comida divina que a ella le correspondía.

Ereshkigal eligió a Namtar, su ministro, para que estuviera en la celebración como su representante. Namtar, subió una la larga escalera al cielo y se presentó ante los dioses. Como representante de la gran diosa del mundo subterráneo los demás dioses se pusieron de pie ante él, y luego se arrodillaron para mostrarle su respeto. Sin embargo Nergal, se quedó sentado, pues Namtar, no era de su agrado.

Esto fue tomado como una ofensa, y Nergal debía ser castigado. Enki decidió defenderlo y Nergal, fue enviado al inframundo, para pedir a la diosa un perdón. Sin embargo, antes de partir, Enki le llamó y le dijo que no aceptara un asiento en el Mundo de los Muertos, ni comiera de sus alimentos ni tomara de sus bebidas, no se lavara los pies y, lo más importante, que se resistiera a la tentación de unirse con Ereshkigal, aún siendo ella tan hermosa.

Acompañado por siete escorpiones, representaciones de plagas, y cargando un trono hecho de madera, como presente para la diosa, Nergal llegó hasta el Inframundo, pasó por sus siete puertas y se presentó ante Ereshkigal. La diosa se sintió atraída por Nergal y le ofreció un asiento, que el dios rehusó. Luego le trajeron comida y bebida, pero también las rechazó. Luego se le ofreció lavarle los pies, pero también se negó. Entonces, Ereshkigal fue a bañarse y permitió que Nergal viera un instante su cuerpo; él quiso resistirse, pero cuando la bella diosa se dejó ver nuevamente, cedió.

Se amaron durante seis días, y el séptimo Nergal se levantó, alejándose sigilosamente de Ereshkigal, que estaba dormida, y atravesó las siete puertas del Inframundo para regresar al cielo. Cuando Ereshkigal despertó, descubrió la ausencia de su amante, y Namtar le informó sobre su partida. Al oír esta noticia, Ereshkigal, cayó de su trono y lloró con desesperación. Su fiel ministro se ofreció entonces para subir hasta el cielo y traer de vuelta a Nergal.

Namtar le busca pero no le reconoce, ya que Enki, con un conjuro había cambiado su apariencia. Namtar regresa con las manos vacías, diciendo que no había visto a Nergal, sino a un dios menor sin corona y que pestañeaba constantemente, lo cual era indigno de un dios importante. Ereshkigal se dio cuenta del truco, y enfurecida decidió amenazarles con enviar a todos los habitantes de su reino a la tierra, hasta que el número de los muertos superara al de los vivos.

Nergal se levantó y volvió al mundo inferior, rompió las siete puertas y llegó a los salones de Ereshkigal. Le tomó de sus cabellos y le alzó de su trono con furia. Pero Ereshkigal le habló de amor, y le dijo que vivieran juntos gobernando el mundo de los muertos. Nergal le escuchó, y le besó con pasión y consumaron su unión.


Solía ser representado mediante una figura humana, a veces con las piernas envueltas en una

El hecho de ser un dios del desierto y del fuego, aspectos negativos del sol, y del inframudo, así como el pertenecer al panteón ha provocado que, desde que aparece la religion judía, con frecuencia haya sido incluido dentro de la lista de demonios de dichas religiones, llegándosele incluso a identificar con Satán. Algunos estudiosos y demonólogos medievales, como Collin de Plandy y Johann Weyer consideran a Nergal como el jefe de la policía secreta del infierno, indicado que es un espía a las órdenes de Agliaret, que es el demonio de los secretos.

el dios Enki

En la mitología sumeria y babilónica, Enki (En = Señor, ki = tierra), o " Ea " como lo denominaron los acadios y babilonios (en realidad es una denominación de origen sumerio, se trata de un nombre compuesto por los signos E = casa y A = agua), es el " Señor de la tierra " aunque se le asocia principalmente con el mundo acuático. De hecho Enki/Ea, según esta mitología, reina en el Apsu, un lugar situado en las profundidades de la tierra, mientras que es Enlil ("señor del aire") el que ostenta la soberanía en la superficie. Enki, Nudimmud ( uno de sus epítetos más usados, algo así como " hacedor ") es el dios de la sabiduría, señor de la construcción, las artes, el diseño y la creación. Es uno de los tres dioses más importantes (con Enlil y Anu) de la cultura mesopotámica, surgida en el valle del Tigris y el Éufrates.

Es el creador de la humanidad, según lo que se cuenta en la leyenda épica acadia de Atrahasis, unicamente con el proposito de liberar de su trabajo a los dioses, utilizó un hominido ya existente el cual manipuló de alguna manera para hacerlo capaz de entender y satisfacer las necesidades de los dioses. También es con posterioridad considerado su salvador, ya que alertó sobre el diluvio universal ( abubu en acadio y a.ma.ru en sumerio ) a Ziusudra (el nombre babilonio de este mismo personaje sería Utnapishtin). Este diluvio lo promovió Enlil, el "Señor del Cielo (del aire o de la atmósfera)", ante la asamblea divina, aparentemente preocupado por la excesiva proliferación del género humano y su ruidoso comportamiento. Enlil consiguió convencer al resto de los dioses, reunidos en asamblea, para que autorizasen el exterminio de la Humanidad. Esta leyenda, probablemente, dio origen al posterior relato bíblico de Noé y el diluvio universal. Tambien es el autor de una cierta clase de seres llamados apkallu (ab-gal-lu "gran hombre-pez" en sumerio) que durante el dia enseñaban a los hombres en todo tipo de materias y durante la noche se retiraban al fondo del mar.

Su templo principal era el " e-engur-a ", lugar sagrado rodeado de cañaverales en el " Abzu " donde residía. La ciudad de Erido fue su primera morada, construida por él mismo a su llegada a la tierra. Enki es el único detentor de los misteriosos "Me", término intraducible que se viene interpretando como "Poderes" o "Leyes divinas", y que los dioses podían portar como adornos o joyas.

El auténtico nombre de Sumer era en su lengua "KI.EN.GI" literalmente "la tierra del señor del cañaveral", quizás un detalle de la importancia de este dios, del que se especifica en un texto muy difundido que estableció su morada entre cañaverales. El dios Enki siempre gozó de una cierta preeminecia a pesar de no ser el titular del panteón mesopotamico, de hecho su hijo Marduk heredó el trono celeste, en detrimento de la descendencia del jefe, Enlil.

Sus símbolos eran la cabra y el pez, que más tarde se refundieron en una única bestia denominada Capricornio. De ahí que, astronómicamente, se asocie a las constelaciones de Acoario y Capricornio, aunque también se le relaciona con el planeta Mercurio. Se representa como una figura masculina portando o vertiendo agua.

miércoles, 6 de abril de 2011

Antiguo Egipto y Mesopotamia

La música en Egipto poseía avanzados conocimientos que eran reservados para los sacerdotes, en el Imperio Nuevo utilizaban ya la escala de siete sonidos. Este pueblo contó con instrumentario rico y variado, algunos de los más representativos son el arpa como instrumento de cuerda y el oboe doble como instrumento de viento. En Mesopotamia los músicos eran considerados personas de gran prestigio, acompañaban al monarca no sólo en los actos de culto sino también en las suntuosas ceremonias de palacio y en las guerras. El arpa es uno de los instrumentos más apreciados en Mesopotamia

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La vida del dios Ninhursag

En mitologia Sumeria, Ninhursag es el nombre más conocido de Ki, y era la Tierra y diosa madre que generalmente aparecía como la hermana de Enlil, pero en algunas tradiciones ella era su consorte. Posiblemente nació de la unión de An y de Nammu, o también a veces figura como hija de Kishar. En los primeros días ella fue separada del cielo (An), y sacada fuera por Enlil. Con el nombre de Antu, aparece como progenitora de la mayoría de los dioses, de los Anunaki, los Igigi y los Utuku con la asistencia de Enki produce la vida animal y vegetal.

Ninhursag significa 'Señora de las Colinas Sagradas'. Ella tiene muchos otros nombres, Ki = Tierra, Nintu = Señora del Nacimiento, Ninmah = Señora Agosto, Dingirmah, Aruru, Uriash, Belit-ili, y como la esposa de Enki era generalmente llamada Damgalnuna o Damkina . Fue principalmente una diosa de la fertilidad, en algunos himnos se la identifica como "verdadera y gran señora de los cielos" y que los reyes de Sumer "fueron nutridos por la leche de Ninhursag". La leyenda cuenta que ella creó las colinas y las montañas, y que su nombre lo cambió su hijo Ninurta, de Ninmah a Ninursag para conmemorar ese hecho.

Como Nintu es sentada, por Enki, en el sector importante de la mesa el día del banquete por la celebración de su nueva morada.

Como Ninmah, asistió a Enki en la creación de la raza humana. Ella junto a Nammu, modelaron al hombre con arcilla.

Como Belit-ili, aparece con un rol de importancia en el Atrhasis, poema épico de la creación y el diluvio universal.

En la cultura acadia ella fue Belit-ili = Señora de los dioses y Mama y como esposa de Ea, para los acadios contemporáneos de Enki, se la conocía como Damkina. Su prestigio disminuyo en la medida que aumento el de Ishtar, pero su aspecto como Damkina madre de Marduk, el dios supremo de Babilonia, le brindo un lugar seguro en el panteón.


Mito de Enki y Ninhursag, relatado en las tablillas que datan de la época de Ur lll y paleo-babilonia, de la antigua mesopotamia. La historia narra como Enki bendijo la paradisíaca tierra de Dilmun, a pedido de Ninsikil él (Enki) hizo que brotara el agua subterranea, y que navíos de Tukric, y otros lugares llevaran oro y piedras preciosas, a la mítica ciudad de Dilmun. Luego, el texto sigue narrando la incestuosa historia de Enki, Ninhursag y sus hijas, Ninsar, Ninkurra y Uttu. En la cuál, Enki tiene relaciones con sus hijas, Ninhursag se venga causándole ocho enfermedades, más tarde Enlil con ayuda de un zorro trae a Ninhursag, que había perjurado no verle jamás con buenos ojos, hasta el día de la muerte de Enki. Pero finalmente accede a deshacer su conjuro y crea ocho deidades para sanar cada una de sus enfermedades.

Ninhursag significa "Señora de la montaña" (del sumerio NIN = Señora, y ḪURSAG o ḪUR.SAG = Montaña sagrada). Tuvo muchos nombres aparte de los ya mencionados Ninmah (Gran Reina); Nintu (Señora del nacimiento); Mama or Mami (Madre); Aruru (Hermana de Enlil); Belet-Ili (Señora de los dioses - Akkadian). Otros nombres menores fueron, Ninzinak (Señora del embryo); Nindim (Señora modeladora); Nagarsagak (carpintera de interiores); Ninbahar; Ninmag (Señora vulva); Ninsigsig (Señora del silencio); Mudkesda; Amadugbad (Madre que estira las rodillas); Amaududa (Madre que dio nacimiento); Sagzudingirenako (medio esposa de los dioses); Ninmenna (Señora de la diadema).

La ciudad de Ur de Mesopotamia


Situación de las ciudades de la antigua Mesopotamia. En la zona más meridional, junto a Eridu, está Ur.

Ur fue una antigua ciudad del sur de Mesopotamia. Originalmente, estaba localizada cerca de Erid y de la desembocadura del río Éufrates en el Golfo Persico. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 km al suroeste de Nasiriya, en el actual Irak.



Restos de la ciudad de Ur con el Zugurat de Ur-Nammu al fondo. El zigurat fue restaurado en los años 70 para atraer turistas al área de Nasiriya.

Los restos de Ur forman una colina de ruinas de 12 m de altitud en mitad del desierto de Iraq, a unos 24 km al suroeste de Nasiriya. Las ruinas eran llamadas por los habitantes locales Tell al-Muqayyar (montículo de brea).

Durante el IV milenio a. C. (periodo de Uruk) la gran cantidad de cerámica encontrada parece indicar que Ur pudo haber sido un centro importante de producción. Esta situación se prolongó hasta el periodo de Yemdet-Nars, hacia el 3000 a. C. En algún momento del milenio siguiente se produjo una inundación de carácter local que dejó una importante capa de lodo en los estratos.


El Estandarte de Ur fue hallado en una tumba perteneciente a los siglos XXVII-XXV, en el período Dinástico Arcaico. Representa diversas escenas de la vida cotidiana y de guerra.

La información de las capas pertenecientes al período Dinástico Arcaico es reducida, ya que unos 500 años después se derribó gran parte de las antiguas estructuras para construir otras más monumentales. Sin embargo, la historia de la ciudad puede reconstruirse en base a inscripciones en otras ciudades.

En algunos textos de Lagash, ciertos monarcas de esa ciudad se atribuyen haber conquistado Ur, si bien no indican los nombres de los reyes derrotados. Tampoco en la lista Real Sumeria se menciona a esos conquistadores, si no que hace referencia a una cesión de la realeza desde Uruk, al monarca de Ur, Mesannepada. En los sellos de este rey se encuentra que se titulaba "rey de Kish", título que podría hacer referencia no tanto a la ciudad acadia como a todo el territorio de la Mesopotamia central, lo cual podría estar apoyado por el uso que, posteriormente, Sargón de Acad dio a este título. Esto indicaría una posible hegemonía de Ur en la zona a mediados del Dinástico Arcaico, lo cual estaría respaldado por algunos restos, que muestran el incendio de la ciudad de Shuruppak y la destrucción del palacio de Kish.

Se conocen algunos datos de la familia de Mesanepada. Así, una tablilla de fundación encontrada en un templo cerca de tell Obeid nombra a un tal Aanepada, hijo de Mesannepada. El hijo de Aanepada se llamaba Meskiaga-nuna, y fue él quien sucedió a su abuelo en el trono. De este rey se conoce su existencia por una tablilla que le dedicó su esposa a su muerte. La lista real Sumeria menciona a estos dos reyes y a dos más, en la que denomina dinastía I de Ur. De estos dos últimos reyes destaca que sus nombres no son sumerios sino acadios.[1]

Los nombres de los monarcas de la dinastía II de Ur aparecen muy deteriorados en la lista Real; sin embargo, se conocen bien los acontecimientos de este período, marcado por la rivalidad entre las distintas ciudades. Hacia el siglo XXIV a. C. el rey de Umma Lugalzagesi conquista las ciudades del sur de Mesopotamia, incluida Ur, formando una hegemonía local y declarándose rey de Kish, al igual que habían hecho los monarcas de la dinastía I de Ur.


El dominio de Lugalzagesi no duró mucho ya que hacia el 2335 a. C. Sargón de Acad fundó Agadé y comenzó sus conquistas, venciendo primero a Lugalzagesi y después a todas las ciudades sumerias, incluida Ur, a la que derribó sus murallas. Tras esto Ur y las demás ciudades sumerias quedaron incorporadas en el Imperio acadio. Tras la muerte de Sargón todas ellas se sublevaron, siendo reprimidas por su sucesor.

Durante el reinado del nieto de Sargón, Naram-Sin, la ciudad seguía formando parte del Imperio acadio, si bien se produjeron rebeliones. A esta época pertenece un texto escrito por Enheduanna, una sacerdotisa en y escriba en el templo de Nannar en Ur. La historia narra en primera persona el sufrimiento de la sacerdotisa que ha sido expulsada de Ur por el lugal local, Lugal-ane. La historicidad de los personajes parece estar demostrada; en el caso de Lugal-ane, por inscripciones en las que Naram-Sin le nombra como uno de los cabecillas de las revueltas de las ciudades del sur y, en el caso de Enheduanna, por un relieve en la que se le dibuja sentada junto al dios Nannar.

Los motivos de la expulsión de Enheduanna no están claros; el texto la menciona como hija de Sargón, lo cual podría indicar una filiación simbólica más que una relación familiar. De hecho, según su sello, fue nombrada sacerdotisa por el conquistador acadio. Así, es posible que esta designación hubiese incomodado al lugal de Ur, siendo éste el motivo de la expulsión.

La historia es representada como un conflicto entre el dios Nannar, que representa a Ur, e Innana, que representa a Agadé y al poder imperial; el árbitro del conflicto es el dios del cielo An de Uruk. Según la historia, An falla en favor de Inanna y Enheduanna recupera su posición. No se conoce cuál fue la historia real que inspiró esta alegoría, si bien se sabe que las revueltas de Ur y las demás ciudades fueron sofocadas por Naram-Sin.

A finales del siglo, durante el reinado de Sharkalisharri, hijo de Naram-Sin, el imperio se vio superado por las numerosas revueltas y los ataques de los pueblos vecinos. Así consiguió su independencia Ur.


Extensión del imperio durante la Tercera Dinastía de Ur.

Pocos años después de la caída del imperio, el norte fue invadido por los nómadas gutis, si bien parece que no llegaron a afectar al área del sur, donde se encontraba Ur. En esta etapa destacó la ciudad de Lagash que según parece mantuvo algún tipo de dominio sobre Ur.

Hacia el siglo XXII a. C., Utu-hegal de Uruk expulsó a los gutis del norte consiguiendo la hegemonía en Sumeria. A su muerte fue su hermano Ur-Nammu, que posiblemente gobernaba hasta entonces en Ur, quien le sucedió en su imperio. En todo caso, el nuevo rey escogió a Ur como capital de su reino, fundando la que se ha llamado dinastía III de Ur o Ur III, que durante casi un siglo mantuvo la hegemonía sobre un territorio que abarcaba la totalidad de la cuenca mesopotámica y Elam.

En esta situación la ciudad de Ur quedó convertida en una gran capital. Es en este período cuando se destruyeron los anteriores edificios y se levantaron los que se pueden contemplar aun actualmente. Entre estas construcciones destaca el enorme zigurat de Ur, construido durante los reinados de Ur-Nammu (2113 - 2094 a. C.) y su sucesor Shulgi (2094 - 2047 a. C.) y que aún se mantiene en pie, tras su restauración parcial en los años 70. No se conoce la altura que llegó a alcanzar ya que, si bien las ruinas actuales miden 15 metros, a lo largo de 4.000 años la edificación ha debido sufrir una gran erosión. También en esta etapa se construyó el Gipar, un templo consagrado a Ningal. La tercera dinastía de Ur se caracterizó también por desarrollar un sistema de impuestos que, si bien resultaba eficaz, suponía una carga muy pesada para las clases populares.

La caída de la hegemonía de Ur estuvo marcada por la llegada de oleadas de nómadas procedentes de las regiones desérticas occidentales: los amorreos. Los recién llegados se fueron estableciendo en el curso medio del Éufrates, en la zona de Babilonia, consiguiendo cada vez más influencia. Tras la pérdida de las regiones periféricas del imperio, Shu-Sin (2037 - 2027 a. C.) dirigió la construcción de una muralla de 270 km con el objetivo de frenar a los nómadas. Su sucesor Ibbi-Sin (2026 - 2004 a. C.) tuvo que enfrentar además los intentos de independencia de las demás ciudades. En esta situación, un antiguo gobernante de Mari e influyente funcionario llamado Ishbi-Erra se asoció a los distintos enemigos de Ur dándole el golpe final, causando la disolución del imperio. Tras esto, Ishbi-Erra fundó una dinastía en Isin.

Hacia finales del siglo XXI a. C. los elamitas, dirigidos por el rey de Simash y que hasta entonces habían estado sometidos a Ur, ocuparon la ciudad, que fue arrasada. Los templos fueron saqueados y las viviendas destruidas, su monarca Ibbi-Sin fue hecho prisionero y llevado a Elam, y los campos fueron incendiados. Tras el saqueo, la ciudad cayó bajo la influencia de Ishbi-Erra.

En este contexto se desarrollan las llamadas Lamentaciones de Ur, un texto sumerio en el cual se atribuye la caída de Ur a la pérdida del favor de los dioses, tras lo cual se narran una serie de proyectos y deseos para que la ciudad recupere su estado anterior. Las lamentaciones se han interpretado como un texto de carácter político donde, tras la caída en desgracia de la ciudad, Ishbi-Erra, el nuevo gobernante, procederá a su reconstrucción con el beneplácito de los dioses.

En los años siguientes, el dominio de Ur y el del resto de la región se alternó entre Isín y Larsa. Tras las conquistas de Hammurabi, durante el Imperio paleobabilónico (siglos XVIII y XVII a. C.), la ciudad jugó un papel muy importante como centro de culto. Mil años después, Nabucodonosor II llevó a cabo una ambiciosa reconstrucción de los templos de Ur, que aún era un importante centro urbano. El declive de la ciudad sólo se produjo tras el final de los reinos mesopotámicos, con la conquista de la región por parte del Imperio persa.



Reconstrucción por ordenador del zigurat de Ur-Nammu.

Debido a su tamaño, el montículo formado por las ruinas de Ur destacó durante siglos después de su abandono. Entre las edificaciones de las que quedan restos destacan el Gipar y el zigurat, construidos durante los primeros reinados de la dinastía III. No se conservan los templos del Imperio acadio, ya que fueron destruidos al construir los templos posteriores. Del período Dinástico Arcaico sólo se conservan algunos restos en los que se aprecia una edificación a base de ladrillos plano convexos.

Los dos edificios religiosos que se conservan estaban situados en un segmento de la ciudad rodeado por una muralla de 8 metros, cuya pared exterior estaba inclinada 45º. La sección noroeste de este recinto sagrado estaba dedicado al dios Nannar.

El zigurat de Ur-Nammu, cuyo nombre en sumerio era é-temen-ní-gùr-ru (casa de cimientos revestidos de terror) fue construido durante la primera mitad del siglo XXI a. C. y estaba rodeado por su propia muralla. La estructura aún se conserva y fue parcialmente reparada a finales de los años 70. Tiene planta rectangular de 61×45,7 metros y 15 metros de altura, si bien es probable que en su época tuviese bastante más metros de altura, perdidos debido a la erosión. El interior del zigurat no es hueco, si no que está completamente formado por ladrillos de barro. Las paredes exteriores están recubiertas por una capa de 2,4 metros de grosos de ladrillo cocido y betún y cada una de ellas está orientada a un punto cardinal. Es posible que en la cima albergase un templo. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores.

El Gippar era un recinto sagrado consagrado a Ningal situado en el sureste del recinto. Si bien fue remodelado por completo durante la dinastía III de Ur, es muy posible que su construcción se remontase al período Dinástico Arcaico. El interior del edificio estaba dividido en dos partes por un pasillo y contenía numerosas habitaciones que se situaban alrededor de patios. El Gippar funcionaba como residencia de la sacerdotisa en y su séquito. Además, la diosa Ningal tenía varias habitaciones reservadas a su uso.

En cuanto a la arquitectura residencial, la vivienda del Ur del II milenio a. C. estaba organizada en torno a un espacio central y generalmente tenía dos plantas. El espacio central ha sido interpretado en ocasiones como un patio, si bien es probable que se encontrase cubierto. En la ciudad se ha encontrado otro tipo de edificaciones de peor calidad, formadas simplemente como un agrupamiento en línea de unas pocas habitaciones. Se ha especulado sobre la posibilidad de que se tratase de comercios o talleres, si bien también es posible que fuese un tipo más humilde de vivienda.

Uno de los hallazgos más sorprendentes de la expedición de Leonard Wooley en Ur fue una serie de 16 sepulturas a las que se denominó las Tumbas Reales de Ur. Pertenecían al período Dinástico Arcaico y estaban construidas por paredes de ladrillo o piedra coronadas por una bóveda. Se encontraban en un cementerio mayor, destinado a todo tipo de personas y que contenía más de 2.500 tumbas. Cada una de las tumbas reales contenía un cuerpo principal y un cierto número de acompañantes, así como numerosas riquezas.


Copa de oro encontrada en la tumba de la reina Puabi, actualmente en el Museo Británico. 2600 - 2400 a. C., período Dinástico Arcaico.

De todas las sepulturas, destacaba la de una reina identificada gracias a su sello cilíndrico como Puabi. En su interior, además de la reina, se encontraban los cuerpos de cinco hombres armados y diez mujeres acompañadas por la magnífica Arpa de Ur rematada por la cabeza de un toro en oro. La cámara contenía incluso un carro y los esqueletos de dos bueyes. El cuerpo de la reina estaba envuelto en joyas y mantos con incrustaciones. Sobre la cabeza llevaba un tocado a base de hojas y una peineta rematada por estrellas de cinco puntas. Cerca de su mano tenía una copa de oro. Debajo de un baúl había un pasadizo que comunicaba con otra cámara funeraria; en ella se encontraba el rey A-kalam-dug de Ur, cuya tumba había sido parcialmente saqueada.

Otra de las tumbas reales pertenecía al lugar Meskalamdug. En otra de las fosas, cuyo dueño no se conoce, se encontraron 74 cuerpos, la mayoría de mujeres, lujosamente ataviados. Es en esta última tumba donde se encontró el Estandarte de Ur, una de las piezas más célebres de las halladas en Ur. El estandarte, está dividido en distintas franjas que contienen escenas cotidianas y de guerra, en la que destaca la representación de carros de guerra.

Se ha interpretado de diferentes formas el hecho de que las tumbas reales contuviesen cuerpos de sus sirvientes; para algunos autores, se trataba de enterramientos rituales, en los que el monarca era acompañado por éstos hacia el más allá. Sin embargo esto no ha sido demostrado y también se han barajado otras opciones, como que la tumba real fuese escogida por las élites como lugar ilustre de enterramiento, siendo sus cuerpos desplazados allí una vez construida.








Situación de las ciudades de la antigua Mesopotamia. En la zona más meridional, junto a Eridu, está Ur.

Ur fue una antigua ciudad del sur de Mesopotamia. Originalmente, estaba localizada cerca de E y de la desembocadura del río Éufrates en el Golfo Pérsico. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 km al suroeste de Nasiriya, en el actual Irak.[1]







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[editar] Trabajos arqueológicos





Restos de la ciudad de Ur con el Zugurat de Ur-Nammu al fondo. El zigurat fue restaurado en los años 70 para atraer turistas al área de Nasiriya.

Los restos de Ur forman una colina de ruinas de 12 m de altitud en mitad del desierto de Iraq, a unos 24 km al suroeste de Nasiriya. Las ruinas eran llamadas por los habitantes locales Tell al-Muqayyar (montículo de brea).


La primera investigación en la zona fue llevada a cabo por el cónsul británico en Basora J. E. Taylor en 1854 por sugerencia del Museo Británico. Ya entonces se encontraron tablillas que indicaban que los restos pertenecían a la Ur bíblica; sin embargo, esto no fue suficiente para que se realizasen investigaciones de importancia y poco después se abandonó el lugar, produciéndose saqueos. Miles de tablillas cuneiformes terminaron en los mercados de Bagdad y, desde allí, en colecciones privadas.


Tras la Primera Guerra Mundial, Irak pasó a formar parte del Imperio británico. Esta situación fue aprovechada por el Museo Británico, que consiguió establecer excavaciones en Ur, Eridu y El Obeid entre 1918 y 1919. En 1920, arqueólogos de la Universidad de Pensilvania al mando de Leonard Woolley tomaron el relevo de los ingleses. En las excavaciones, que duraron hasta 1934, se encontraron numerosos objetos de valor, entre el que destacó el contenido de las llamadas Tumbas Reales.[1]


En la década de 1970 el gobierno de Saddam Hussein emprendió la restauración del zigurat de Ur-Nammu, que se convirtió en uno de los monumentos más importantes de Irak.


[editar] Historia


Los primeros restos de Ur pertenecen al período de El Obeid (V milenio a. C.), en el cual se produjeron los primeros asentamientos urbanos en la zona. Ur es, por tanto, una de las ciudades más antiguas de Sumeria.


Durante el IV milenio a. C. (período de Uruk) la gran cantidad de cerámica encontrada parece indicar que Ur pudo haber sido un centro importante de producción. Esta situación se prolongó hasta el período Yemdet-Nasr, hacia el 3000 a. C. En algún momento del milenio siguiente se produjo una inundación de carácter local que dejó una importante capa de lodo en los estratos.[1]


[editar] Período Dinástico Arcaico


Artículo principal: Período Dinástico Arcaico




El Estandarte de Ur fue hallado en una tumba perteneciente a los siglos XXVII-XXV, en el período Dinástico Arcaico. Representa diversas escenas de la vida cotidiana y de guerra.

La información de las capas pertenecientes al período Dinástico Arcaico es reducida, ya que unos 500 años después se derribó gran parte de las antiguas estructuras para construir otras más monumentales. Sin embargo, la historia de la ciudad puede reconstruirse en base a inscripciones en otras ciudades.


En algunos textos de Lagash, ciertos monarcas de esa ciudad se atribuyen haber conquistado Ur, si bien no indican los nombres de los reyes derrotados. Tampoco en la lista Real Sumeria se menciona a esos conquistadores, si no que hace referencia a una cesión de la realeza desde Uruk, al monarca de Ur, Mesannepada. En los sellos de este rey se encuentra que se titulaba "rey de Kish", título que podría hacer referencia no tanto a la ciudad acadia como a todo el territorio de la Mesopotamia central, lo cual podría estar apoyado por el uso que, posteriormente, Sargón de Acad dio a este título. Esto indicaría una posible hegemonía de Ur en la zona a mediados del Dinástico Arcaico, lo cual estaría respaldado por algunos restos, que muestran el incendio de la ciudad de Shuruppak y la destrucción del palacio de Kish.[1]


Se conocen algunos datos de la familia de Mesanepada. Así, una tablilla de fundación encontrada en un templo cerca de tell Obeid nombra a un tal Aanepada, hijo de Mesannepada. El hijo de Aanepada se llamaba Meskiaga-nuna, y fue él quien sucedió a su abuelo en el trono. De este rey se conoce su existencia por una tablilla que le dedicó su esposa a su muerte. La lista real Sumeria menciona a estos dos reyes y a dos más, en la que denomina dinastía I de Ur. De estos dos últimos reyes destaca que sus nombres no son sumerios sino acadios.[1]


Los nombres de los monarcas de la dinastía II de Ur aparecen muy deteriorados en la lista Real; sin embargo, se conocen bien los acontecimientos de este período, marcado por la rivalidad entre las distintas ciudades. Hacia el siglo XXIV a. C. el rey de Umma Lugalzagesi conquista las ciudades del sur de Mesopotamia, incluida Ur, formando una hegemonía local y declarándose rey de Kish, al igual que habían hecho los monarcas de la dinastía I de Ur.[2]


[editar] Imperio acadio


Artículo principal: Imperio acadio

El dominio de Lugalzagesi no duró mucho ya que hacia el 2335 a. C. Sargón de Acad fundó Agadé y comenzó sus conquistas, venciendo primero a Lugalzagesi y después a todas las ciudades sumerias, incluida Ur, a la que derribó sus murallas. Tras esto Ur y las demás ciudades sumerias quedaron incorporadas en el Imperio acadio. Tras la muerte de Sargón todas ellas se sublevaron, siendo reprimidas por su sucesor.[1]


Durante el reinado del nieto de Sargón, Naram-Sin, la ciudad seguía formando parte del Imperio acadio, si bien se produjeron rebeliones. A esta época pertenece un texto escrito por Enheduanna, una sacerdotisa en y escriba en el templo de Nannar en Ur.[3] La historia narra en primera persona el sufrimiento de la sacerdotisa que ha sido expulsada de Ur por el lugal local, Lugal-ane. La historicidad de los personajes parece estar demostrada; en el caso de Lugal-ane, por inscripciones en las que Naram-Sin le nombra como uno de los cabecillas de las revueltas de las ciudades del sur y, en el caso de Enheduanna, por un relieve en la que se le dibuja sentada junto al dios Nannar.


Los motivos de la expulsión de Enheduanna no están claros; el texto la menciona como hija de Sargón, lo cual podría indicar una filiación simbólica más que una relación familiar. De hecho, según su sello, fue nombrada sacerdotisa por el conquistador acadio. Así, es posible que esta designación hubiese incomodado al lugal de Ur, siendo éste el motivo de la expulsión.


La historia es representada como un conflicto entre el dios Nannar, que representa a Ur, e Innana, que representa a Agadé y al poder imperial; el árbitro del conflicto es el dios del cielo An de Uruk. Según la historia, An falla en favor de Inanna y Enheduanna recupera su posición. No se conoce cuál fue la historia real que inspiró esta alegoría, si bien se sabe que las revueltas de Ur y las demás ciudades fueron sofocadas por Naram-Sin.


A finales del siglo, durante el reinado de Sharkalisharri, hijo de Naram-Sin, el imperio se vio superado por las numerosas revueltas y los ataques de los pueblos vecinos. Así consiguió su independencia Ur.


[editar] La dinastía III de Ur


Artículo principal: III Dinastía de Ur




Extensión del imperio durante la Tercera Dinastía de Ur.

Pocos años después de la caída del imperio, el norte fue invadido por los nómadas gutis, si bien parece que no llegaron a afectar al área del sur, donde se encontraba Ur. En esta etapa destacó la ciudad de Lagash que según parece mantuvo algún tipo de dominio sobre Ur.


Hacia el siglo XXII a. C., Utu-hegal de Uruk expulsó a los gutis del norte consiguiendo la hegemonía en Sumeria. A su muerte fue su hermano Ur-Nammu, que posiblemente gobernaba hasta entonces en Ur, quien le sucedió en su imperio. En todo caso, el nuevo rey escogió a Ur como capital de su reino, fundando la que se ha llamado dinastía III de Ur o Ur III, que durante casi un siglo mantuvo la hegemonía sobre un territorio que abarcaba la totalidad de la cuenca mesopotámica y Elam.


En esta situación la ciudad de Ur quedó convertida en una gran capital. Es en este período cuando se destruyeron los anteriores edificios y se levantaron los que se pueden contemplar aun actualmente. Entre estas construcciones destaca el enorme zigurat de Ur, construido durante los reinados de Ur-Nammu (2113 - 2094 a. C.) y su sucesor Shulgi (2094 - 2047 a. C.) y que aún se mantiene en pie, tras su restauración parcial en los años 70. No se conoce la altura que llegó a alcanzar ya que, si bien las ruinas actuales miden 15 metros, a lo largo de 4.000 años la edificación ha debido sufrir una gran erosión. También en esta etapa se construyó el Gipar, un templo consagrado a Ningal. La tercera dinastía de Ur se caracterizó también por desarrollar un sistema de impuestos que, si bien resultaba eficaz, suponía una carga muy pesada para las clases populares.


La caída de la hegemonía de Ur estuvo marcada por la llegada de oleadas de nómadas procedentes de las regiones desérticas occidentales: los amorreos. Los recién llegados se fueron estableciendo en el curso medio del Éufrates, en la zona de Babilonia, consiguiendo cada vez más influencia. Tras la pérdida de las regiones periféricas del imperio, Shu-Sin (2037 - 2027 a. C.) dirigió la construcción de una muralla de 270 km con el objetivo de frenar a los nómadas. Su sucesor Ibbi-Sin (2026 - 2004 a. C.) tuvo que enfrentar además los intentos de independencia de las demás ciudades. En esta situación, un antiguo gobernante de Mari e influyente funcionario llamado Ishbi-Erra se asoció a los distintos enemigos de Ur dándole el golpe final, causando la disolución del imperio. Tras esto, Ishbi-Erra fundó una dinastía en Isin.


Hacia finales del siglo XXI a. C. los elamitas, dirigidos por el rey de Simash y que hasta entonces habían estado sometidos a Ur, ocuparon la ciudad, que fue arrasada. Los templos fueron saqueados y las viviendas destruidas, su monarca Ibbi-Sin fue hecho prisionero y llevado a Elam, y los campos fueron incendiados. Tras el saqueo, la ciudad cayó bajo la influencia de Ishbi-Erra.


En este contexto se desarrollan las llamadas Lamentaciones de Ur, un texto sumerio en el cual se atribuye la caída de Ur a la pérdida del favor de los dioses, tras lo cual se narran una serie de proyectos y deseos para que la ciudad recupere su estado anterior. Las lamentaciones se han interpretado como un texto de carácter político donde, tras la caída en desgracia de la ciudad, Ishbi-Erra, el nuevo gobernante, procederá a su reconstrucción con el beneplácito de los dioses.


[editar] Después de la dinastía III


En los años siguientes, el dominio de Ur y el del resto de la región se alternó entre Isín y Larsa. Tras las conquistas de Hammurabi, durante el Imperio paleobabilónico (siglos XVIII y XVII a. C.), la ciudad jugó un papel muy importante como centro de culto. Mil años después, Nabucodonosor II llevó a cabo una ambiciosa reconstrucción de los templos de Ur, que aún era un importante centro urbano. El declive de la ciudad sólo se produjo tras el final de los reinos mesopotámicos, con la conquista de la región por parte del Imperio persa.


[editar] Arquitectura





Reconstrucción por ordenador del zigurat de Ur-Nammu.

Debido a su tamaño, el montículo formado por las ruinas de Ur destacó durante siglos después de su abandono. Entre las edificaciones de las que quedan restos destacan el Gipar y el zigurat, construidos durante los primeros reinados de la dinastía III. No se conservan los templos del Imperio acadio, ya que fueron destruidos al construir los templos posteriores. Del período Dinástico Arcaico sólo se conservan algunos restos en los que se aprecia una edificación a base de ladrillos plano convexos.


Los dos edificios religiosos que se conservan estaban situados en un segmento de la ciudad rodeado por una muralla de 8 metros, cuya pared exterior estaba inclinada 45º. La sección noroeste de este recinto sagrado estaba dedicado al dios Nannar.


El zigurat de Ur-Nammu, cuyo nombre en sumerio era é-temen-ní-gùr-ru (casa de cimientos revestidos de terror) fue construido durante la primera mitad del siglo XXI a. C. y estaba rodeado por su propia muralla. La estructura aún se conserva y fue parcialmente reparada a finales de los años 70. Tiene planta rectangular de 61×45,7 metros y 15 metros de altura, si bien es probable que en su época tuviese bastante más metros de altura, perdidos debido a la erosión. El interior del zigurat no es hueco, si no que está completamente formado por ladrillos de barro. Las paredes exteriores están recubiertas por una capa de 2,4 metros de grosos de ladrillo cocido y betún y cada una de ellas está orientada a un punto cardinal. Es posible que en la cima albergase un templo. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores.


El Gippar era un recinto sagrado consagrado a Ningal situado en el sureste del recinto. Si bien fue remodelado por completo durante la dinastía III de Ur, es muy posible que su construcción se remontase al período Dinástico Arcaico. El interior del edificio estaba dividido en dos partes por un pasillo y contenía numerosas habitaciones que se situaban alrededor de patios. El Gippar funcionaba como residencia de la sacerdotisa en y su séquito. Además, la diosa Ningal tenía varias habitaciones reservadas a su uso.


En cuanto a la arquitectura residencial, la vivienda del Ur del II milenio a. C. estaba organizada en torno a un espacio central y generalmente tenía dos plantas. El espacio central ha sido interpretado en ocasiones como un patio, si bien es probable que se encontrase cubierto. En la ciudad se ha encontrado otro tipo de edificaciones de peor calidad, formadas simplemente como un agrupamiento en línea de unas pocas habitaciones. Se ha especulado sobre la posibilidad de que se tratase de comercios o talleres, si bien también es posible que fuese un tipo más humilde de vivienda.[4]


[editar] Las tumbas reales de Ur


Uno de los hallazgos más sorprendentes de la expedición de Leonard Wooley en Ur fue una serie de 16 sepulturas a las que se denominó las Tumbas Reales de Ur. Pertenecían al período Dinástico Arcaico y estaban construidas por paredes de ladrillo o piedra coronadas por una bóveda. Se encontraban en un cementerio mayor, destinado a todo tipo de personas y que contenía más de 2.500 tumbas. Cada una de las tumbas reales contenía un cuerpo principal y un cierto número de acompañantes, así como numerosas riquezas.





Copa de oro encontrada en la tumba de la reina Puabi, actualmente en el Museo Británico. 2600 - 2400 a. C., período Dinástico Arcaico.

De todas las sepulturas, destacaba la de una reina identificada gracias a su sello cilíndrico como Puabi. En su interior, además de la reina, se encontraban los cuerpos de cinco hombres armados y diez mujeres acompañadas por la magnífica Arpa de Ur rematada por la cabeza de un toro en oro. La cámara contenía incluso un carro y los esqueletos de dos bueyes. El cuerpo de la reina estaba envuelto en joyas y mantos con incrustaciones. Sobre la cabeza llevaba un tocado a base de hojas y una peineta rematada por estrellas de cinco puntas. Cerca de su mano tenía una copa de oro. Debajo de un baúl había un pasadizo que comunicaba con otra cámara funeraria; en ella se encontraba el rey A-kalam-dug de Ur, cuya tumba había sido parcialmente saqueada.


Otra de las tumbas reales pertenecía al lugar Meskalamdug. En otra de las fosas, cuyo dueño no se conoce, se encontraron 74 cuerpos, la mayoría de mujeres, lujosamente ataviados. Es en esta última tumba donde se encontró el Estandarte de Ur, una de las piezas más célebres de las halladas en Ur. El estandarte, está dividido en distintas franjas que contienen escenas cotidianas y de guerra, en la que destaca la representación de carros de guerra.


Se ha interpretado de diferentes formas el hecho de que las tumbas reales contuviesen cuerpos de sus sirvientes; para algunos autores, se trataba de enterramientos rituales, en los que el monarca era acompañado por éstos hacia el más allá. Sin embargo esto no ha sido demostrado y también se han barajado otras opciones, como que la tumba real fuese escogida por las élites como lugar ilustre de enterramiento, siendo sus cuerpos desplazados allí una vez construida.



Situación de las ciudades de la antigua Mesopotamia. En la zona más meridional, junto a Eridu, está Ur.

Ur fue una antigua ciudad del sur de Mesopotamia. Originalmente, estaba localizada cerca de Eridu y de la desembocadura del río Éufrates en el Golfo Pérsico. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 km al suroeste de Nasiriya, en el actual Irak.[1]







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[editar] Trabajos arqueológicos





Restos de la ciudad de Ur con el Zugurat de Ur-Nammu al fondo. El zigurat fue restaurado en los años 70 para atraer turistas al área de Nasiriya.

Los restos de Ur forman una colina de ruinas de 12 m de altitud en mitad del desierto de Iraq, a unos 24 km al suroeste de Nasiriya. Las ruinas eran llamadas por los habitantes locales Tell al-Muqayyar (montículo de brea).


La primera investigación en la zona fue llevada a cabo por el cónsul británico en Basora J. E. Taylor en 1854 por sugerencia del Museo Británico. Ya entonces se encontraron tablillas que indicaban que los restos pertenecían a la Ur bíblica; sin embargo, esto no fue suficiente para que se realizasen investigaciones de importancia y poco después se abandonó el lugar, produciéndose saqueos. Miles de tablillas cuneiformes terminaron en los mercados de Bagdad y, desde allí, en colecciones privadas.


Tras la Primera Guerra Mundial, Irak pasó a formar parte del Imperio británico. Esta situación fue aprovechada por el Museo Británico, que consiguió establecer excavaciones en Ur, Eridu y El Obeid entre 1918 y 1919. En 1920, arqueólogos de la Universidad de Pensilvania al mando de Leonard Woolley tomaron el relevo de los ingleses. En las excavaciones, que duraron hasta 1934, se encontraron numerosos objetos de valor, entre el que destacó el contenido de las llamadas Tumbas Reales.[1]


En la década de 1970 el gobierno de Saddam Hussein emprendió la restauración del zigurat de Ur-Nammu, que se convirtió en uno de los monumentos más importantes de Irak.


[editar] Historia


Los primeros restos de Ur pertenecen al período de El Obeid (V milenio a. C.), en el cual se produjeron los primeros asentamientos urbanos en la zona. Ur es, por tanto, una de las ciudades más antiguas de Sumeria.


Durante el IV milenio a. C. (período de Uruk) la gran cantidad de cerámica encontrada parece indicar que Ur pudo haber sido un centro importante de producción. Esta situación se prolongó hasta el período Yemdet-Nasr, hacia el 3000 a. C. En algún momento del milenio siguiente se produjo una inundación de carácter local que dejó una importante capa de lodo en los estratos.[1]


[editar] Período Dinástico Arcaico


Artículo principal: Período Dinástico Arcaico




El Estandarte de Ur fue hallado en una tumba perteneciente a los siglos XXVII-XXV, en el período Dinástico Arcaico. Representa diversas escenas de la vida cotidiana y de guerra.

La información de las capas pertenecientes al período Dinástico Arcaico es reducida, ya que unos 500 años después se derribó gran parte de las antiguas estructuras para construir otras más monumentales. Sin embargo, la historia de la ciudad puede reconstruirse en base a inscripciones en otras ciudades.


En algunos textos de Lagash, ciertos monarcas de esa ciudad se atribuyen haber conquistado Ur, si bien no indican los nombres de los reyes derrotados. Tampoco en la lista Real Sumeria se menciona a esos conquistadores, si no que hace referencia a una cesión de la realeza desde Uruk, al monarca de Ur, Mesannepada. En los sellos de este rey se encuentra que se titulaba "rey de Kish", título que podría hacer referencia no tanto a la ciudad acadia como a todo el territorio de la Mesopotamia central, lo cual podría estar apoyado por el uso que, posteriormente, Sargón de Acad dio a este título. Esto indicaría una posible hegemonía de Ur en la zona a mediados del Dinástico Arcaico, lo cual estaría respaldado por algunos restos, que muestran el incendio de la ciudad de Shuruppak y la destrucción del palacio de Kish.[1]


Se conocen algunos datos de la familia de Mesanepada. Así, una tablilla de fundación encontrada en un templo cerca de tell Obeid nombra a un tal Aanepada, hijo de Mesannepada. El hijo de Aanepada se llamaba Meskiaga-nuna, y fue él quien sucedió a su abuelo en el trono. De este rey se conoce su existencia por una tablilla que le dedicó su esposa a su muerte. La lista real Sumeria menciona a estos dos reyes y a dos más, en la que denomina dinastía I de Ur. De estos dos últimos reyes destaca que sus nombres no son sumerios sino acadios.[1]


Los nombres de los monarcas de la dinastía II de Ur aparecen muy deteriorados en la lista Real; sin embargo, se conocen bien los acontecimientos de este período, marcado por la rivalidad entre las distintas ciudades. Hacia el siglo XXIV a. C. el rey de Umma Lugalzagesi conquista las ciudades del sur de Mesopotamia, incluida Ur, formando una hegemonía local y declarándose rey de Kish, al igual que habían hecho los monarcas de la dinastía I de Ur.[2]


[editar] Imperio acadio


Artículo principal: Imperio acadio

El dominio de Lugalzagesi no duró mucho ya que hacia el 2335 a. C. Sargón de Acad fundó Agadé y comenzó sus conquistas, venciendo primero a Lugalzagesi y después a todas las ciudades sumerias, incluida Ur, a la que derribó sus murallas. Tras esto Ur y las demás ciudades sumerias quedaron incorporadas en el Imperio acadio. Tras la muerte de Sargón todas ellas se sublevaron, siendo reprimidas por su sucesor.[1]


Durante el reinado del nieto de Sargón, Naram-Sin, la ciudad seguía formando parte del Imperio acadio, si bien se produjeron rebeliones. A esta época pertenece un texto escrito por Enheduanna, una sacerdotisa en y escriba en el templo de Nannar en Ur.[3] La historia narra en primera persona el sufrimiento de la sacerdotisa que ha sido expulsada de Ur por el lugal local, Lugal-ane. La historicidad de los personajes parece estar demostrada; en el caso de Lugal-ane, por inscripciones en las que Naram-Sin le nombra como uno de los cabecillas de las revueltas de las ciudades del sur y, en el caso de Enheduanna, por un relieve en la que se le dibuja sentada junto al dios Nannar.


Los motivos de la expulsión de Enheduanna no están claros; el texto la menciona como hija de Sargón, lo cual podría indicar una filiación simbólica más que una relación familiar. De hecho, según su sello, fue nombrada sacerdotisa por el conquistador acadio. Así, es posible que esta designación hubiese incomodado al lugal de Ur, siendo éste el motivo de la expulsión.


La historia es representada como un conflicto entre el dios Nannar, que representa a Ur, e Innana, que representa a Agadé y al poder imperial; el árbitro del conflicto es el dios del cielo An de Uruk. Según la historia, An falla en favor de Inanna y Enheduanna recupera su posición. No se conoce cuál fue la historia real que inspiró esta alegoría, si bien se sabe que las revueltas de Ur y las demás ciudades fueron sofocadas por Naram-Sin.


A finales del siglo, durante el reinado de Sharkalisharri, hijo de Naram-Sin, el imperio se vio superado por las numerosas revueltas y los ataques de los pueblos vecinos. Así consiguió su independencia Ur.


[editar] La dinastía III de Ur


Artículo principal: III Dinastía de Ur




Extensión del imperio durante la Tercera Dinastía de Ur.

Pocos años después de la caída del imperio, el norte fue invadido por los nómadas gutis, si bien parece que no llegaron a afectar al área del sur, donde se encontraba Ur. En esta etapa destacó la ciudad de Lagash que según parece mantuvo algún tipo de dominio sobre Ur.


Hacia el siglo XXII a. C., Utu-hegal de Uruk expulsó a los gutis del norte consiguiendo la hegemonía en Sumeria. A su muerte fue su hermano Ur-Nammu, que posiblemente gobernaba hasta entonces en Ur, quien le sucedió en su imperio. En todo caso, el nuevo rey escogió a Ur como capital de su reino, fundando la que se ha llamado dinastía III de Ur o Ur III, que durante casi un siglo mantuvo la hegemonía sobre un territorio que abarcaba la totalidad de la cuenca mesopotámica y Elam.


En esta situación la ciudad de Ur quedó convertida en una gran capital. Es en este período cuando se destruyeron los anteriores edificios y se levantaron los que se pueden contemplar aun actualmente. Entre estas construcciones destaca el enorme zigurat de Ur, construido durante los reinados de Ur-Nammu (2113 - 2094 a. C.) y su sucesor Shulgi (2094 - 2047 a. C.) y que aún se mantiene en pie, tras su restauración parcial en los años 70. No se conoce la altura que llegó a alcanzar ya que, si bien las ruinas actuales miden 15 metros, a lo largo de 4.000 años la edificación ha debido sufrir una gran erosión. También en esta etapa se construyó el Gipar, un templo consagrado a Ningal. La tercera dinastía de Ur se caracterizó también por desarrollar un sistema de impuestos que, si bien resultaba eficaz, suponía una carga muy pesada para las clases populares.


La caída de la hegemonía de Ur estuvo marcada por la llegada de oleadas de nómadas procedentes de las regiones desérticas occidentales: los amorreos. Los recién llegados se fueron estableciendo en el curso medio del Éufrates, en la zona de Babilonia, consiguiendo cada vez más influencia. Tras la pérdida de las regiones periféricas del imperio, Shu-Sin (2037 - 2027 a. C.) dirigió la construcción de una muralla de 270 km con el objetivo de frenar a los nómadas. Su sucesor Ibbi-Sin (2026 - 2004 a. C.) tuvo que enfrentar además los intentos de independencia de las demás ciudades. En esta situación, un antiguo gobernante de Mari e influyente funcionario llamado Ishbi-Erra se asoció a los distintos enemigos de Ur dándole el golpe final, causando la disolución del imperio. Tras esto, Ishbi-Erra fundó una dinastía en Isin.


Hacia finales del siglo XXI a. C. los elamitas, dirigidos por el rey de Simash y que hasta entonces habían estado sometidos a Ur, ocuparon la ciudad, que fue arrasada. Los templos fueron saqueados y las viviendas destruidas, su monarca Ibbi-Sin fue hecho prisionero y llevado a Elam, y los campos fueron incendiados. Tras el saqueo, la ciudad cayó bajo la influencia de Ishbi-Erra.


En este contexto se desarrollan las llamadas Lamentaciones de Ur, un texto sumerio en el cual se atribuye la caída de Ur a la pérdida del favor de los dioses, tras lo cual se narran una serie de proyectos y deseos para que la ciudad recupere su estado anterior. Las lamentaciones se han interpretado como un texto de carácter político donde, tras la caída en desgracia de la ciudad, Ishbi-Erra, el nuevo gobernante, procederá a su reconstrucción con el beneplácito de los dioses.


[editar] Después de la dinastía III


En los años siguientes, el dominio de Ur y el del resto de la región se alternó entre Isín y Larsa. Tras las conquistas de Hammurabi, durante el Imperio paleobabilónico (siglos XVIII y XVII a. C.), la ciudad jugó un papel muy importante como centro de culto. Mil años después, Nabucodonosor II llevó a cabo una ambiciosa reconstrucción de los templos de Ur, que aún era un importante centro urbano. El declive de la ciudad sólo se produjo tras el final de los reinos mesopotámicos, con la conquista de la región por parte del Imperio persa.


[editar] Arquitectura





Reconstrucción por ordenador del zigurat de Ur-Nammu.

Debido a su tamaño, el montículo formado por las ruinas de Ur destacó durante siglos después de su abandono. Entre las edificaciones de las que quedan restos destacan el Gipar y el zigurat, construidos durante los primeros reinados de la dinastía III. No se conservan los templos del Imperio acadio, ya que fueron destruidos al construir los templos posteriores. Del período Dinástico Arcaico sólo se conservan algunos restos en los que se aprecia una edificación a base de ladrillos plano convexos.


Los dos edificios religiosos que se conservan estaban situados en un segmento de la ciudad rodeado por una muralla de 8 metros, cuya pared exterior estaba inclinada 45º. La sección noroeste de este recinto sagrado estaba dedicado al dios Nannar.


El zigurat de Ur-Nammu, cuyo nombre en sumerio era é-temen-ní-gùr-ru (casa de cimientos revestidos de terror) fue construido durante la primera mitad del siglo XXI a. C. y estaba rodeado por su propia muralla. La estructura aún se conserva y fue parcialmente reparada a finales de los años 70. Tiene planta rectangular de 61×45,7 metros y 15 metros de altura, si bien es probable que en su época tuviese bastante más metros de altura, perdidos debido a la erosión. El interior del zigurat no es hueco, si no que está completamente formado por ladrillos de barro. Las paredes exteriores están recubiertas por una capa de 2,4 metros de grosos de ladrillo cocido y betún y cada una de ellas está orientada a un punto cardinal. Es posible que en la cima albergase un templo. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores.


El Gippar era un recinto sagrado consagrado a Ningal situado en el sureste del recinto. Si bien fue remodelado por completo durante la dinastía III de Ur, es muy posible que su construcción se remontase al período Dinástico Arcaico. El interior del edificio estaba dividido en dos partes por un pasillo y contenía numerosas habitaciones que se situaban alrededor de patios. El Gippar funcionaba como residencia de la sacerdotisa en y su séquito. Además, la diosa Ningal tenía varias habitaciones reservadas a su uso.


En cuanto a la arquitectura residencial, la vivienda del Ur del II milenio a. C. estaba organizada en torno a un espacio central y generalmente tenía dos plantas. El espacio central ha sido interpretado en ocasiones como un patio, si bien es probable que se encontrase cubierto. En la ciudad se ha encontrado otro tipo de edificaciones de peor calidad, formadas simplemente como un agrupamiento en línea de unas pocas habitaciones. Se ha especulado sobre la posibilidad de que se tratase de comercios o talleres, si bien también es posible que fuese un tipo más humilde de vivienda.[4]


[editar] Las tumbas reales de Ur


Uno de los hallazgos más sorprendentes de la expedición de Leonard Wooley en Ur fue una serie de 16 sepulturas a las que se denominó las Tumbas Reales de Ur. Pertenecían al período Dinástico Arcaico y estaban construidas por paredes de ladrillo o piedra coronadas por una bóveda. Se encontraban en un cementerio mayor, destinado a todo tipo de personas y que contenía más de 2.500 tumbas. Cada una de las tumbas reales contenía un cuerpo principal y un cierto número de acompañantes, así como numerosas riquezas.





Copa de oro encontrada en la tumba de la reina Puabi, actualmente en el Museo Británico. 2600 - 2400 a. C., período Dinástico Arcaico.

De todas las sepulturas, destacaba la de una reina identificada gracias a su sello cilíndrico como Puabi. En su interior, además de la reina, se encontraban los cuerpos de cinco hombres armados y diez mujeres acompañadas por la magnífica Arpa de Ur rematada por la cabeza de un toro en oro. La cámara contenía incluso un carro y los esqueletos de dos bueyes. El cuerpo de la reina estaba envuelto en joyas y mantos con incrustaciones. Sobre la cabeza llevaba un tocado a base de hojas y una peineta rematada por estrellas de cinco puntas. Cerca de su mano tenía una copa de oro. Debajo de un baúl había un pasadizo que comunicaba con otra cámara funeraria; en ella se encontraba el rey A-kalam-dug de Ur, cuya tumba había sido parcialmente saqueada.


Otra de las tumbas reales pertenecía al lugar Meskalamdug. En otra de las fosas, cuyo dueño no se conoce, se encontraron 74 cuerpos, la mayoría de mujeres, lujosamente ataviados. Es en esta última tumba donde se encontró el Estandarte de Ur, una de las piezas más célebres de las halladas en Ur. El estandarte, está dividido en distintas franjas que contienen escenas cotidianas y de guerra, en la que destaca la representación de carros de guerra.


Se ha interpretado de diferentes formas el hecho de que las tumbas reales contuviesen cuerpos de sus sirvientes; para algunos autores, se trataba de enterramientos rituales, en los que el monarca era acompañado por éstos hacia el más allá. Sin embargo esto no ha sido demostrado y también se han barajado otras opciones, como que la tumba real fuese escogida por las élites como lugar ilustre de enterramiento, siendo sus cuerpos desplazados allí una vez construida.