Los principales edificios eran los palacios y los templos, que tenían numerosas dependencias. Al lado se solía construir una torre escalonada, llamada zigurat, formada por varios cuerpos de gran altura, y a la que se accedía a través de rampas. En ella se encontraba el santuario del dios y también era utilizada como observatorio astronómico.
Los mesopotámicos llegaron a tener un gran dominio del arte de la cerámica, con la que elaboraban vasijas de diferentes formas, sellos cilíndricos y tablillas.
También realizaron ladrillos vidriados, es decir, ladrillos de arcilla recubiertos de un barniz vítreo que proporcionaba un aspecto brillante y con los que, en ocasiones, revestían el exterior de los edificios.
Esta imagen es de la puerta de Ishtar (Babilonia, siglo VII a.C.) que es una de las más bellas muestras del arte mesopotámico.
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